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Después de la catástrofe por el sismo 19 de septiembre de 2017 quedaron fuertes lecciones encaminadas a prevenir y mitigar los daños de eventos futuros de esta índole. Está claro que, no es posible manipular los desastres naturales y que nuestro país es vulnerable a ellos por su ubicación geográfica, sin embargo, lo que sí se ha demostrado es que podemos prepararnos mejor.
En esta oportunidad, te contamos qué ocurrió con el sismo del 2017 en México, cuál fue su huella en la industria y en el sector educativo (entre los más afectados), qué lecciones nos dejó y cómo evitar que se repitan dichas consecuencias en un evento futuro.
El sismo del #19S de 2017
Aunque el sismo 19 de septiembre de 2017 no dejó las miles de víctimas que causó el sismo de 1985, en este, las muertes se contaron por centenas, las víctimas fueron miles y las pérdidas en infraestructura afectaron a poblaciones completas, entre ellas, las del Estado de México, Morelos, Chiapas y Puebla.
Los daños materiales por el sismo del 2017 #19S llegaron hasta los 4.5 mil millones de dólares, tal como lo menciona la Universidad Nacional Autónoma de México en su informe sobre los efectos económicos de los sismos de septiembre de 2017.
Mientras tanto, ante el drama del rescate y de los daños, se dejó ver el compromiso ciudadano por encontrar la mayor cantidad de vidas entre los escombros. Este era tal, que el silencio era invaluable para poder escuchar las voces de auxilio.
En contraste, la ciudadanía notaba la ausencia de compromiso en los entes gubernamentales y la clase burocrática. El afán por terminar demoliciones y levantamiento de escombros, sin mayor cuidado del rescate de sobrevivientes, se hizo notar.
La percepción e inconformidad sobre el actuar del gobierno, dio lugar a manifestaciones de los ciudadanos y en paralelo, desató la solidaridad entre estos.
Incluso, llama la atención relatos que cuentan sobre personas en sillas de ruedas removiendo escombros, ante la problemática de un sistema y equipo de atención de desastres insuficiente y sin dirección.
¿Cómo marcó a la industria?
Sin duda, el terremoto del 2017 dejó huellas en todos los sectores, al igual que en la ciudadanía.
Debido a este sismo, el 16.1% de los establecimientos ubicados en las 8 ciudades más afectadas sufrieron un impacto negativo y de este porcentaje, más del 39% suspendió actividades.
Las anteriores fueron cifras críticas para todo el país, considerando que, estas ciudades representaban una quinta parte de todos los establecimientos en México y aportaban el 35.3% del PIB, tal como lo indica el informe de la UNAM.
Además del impacto material y económico en la industria, tenemos el impacto cultural y organizacional, pues de este sismo se sacaron varias lecciones y se generaron planes, normativas y leyes en materia de prevención y gestión de desastres.
Es así como hoy contamos con normas actualizadas para la construcción bajo estándares específicos anti-sismos, certificaciones para empresas seguras STPS y sanciones para quienes incumplan las condiciones de seguridad y prevención ante desastres naturales (aplicables también a entes gubernamentales).
¿Cómo marcó al sector educativo?
El impacto del sismo 19 de septiembre de 2017 #19S dejó repercusiones tanto en la infraestructura escolar como en sus sistemas y programas educativos.
El efecto del sismo del 2017 dejó a la vista deficiencia en las construcciones e infraestructura de los planteles educativos, e ineficiencia en los programas educativos sobre la prevención y en la gestión de desastres naturales, tal como lo menciona un informe del Instituto Belisario Domínguez del Senado de la República.
Aunque se notó una mejoría en materia de protección civil, en comparación con sismos como el de 1985, persisten vacíos, como el hecho de que en más del 50% de las escuelas de 22 entidades, no existía un plan de protección civil.
Sismo 19 de septiembre de 2017 ¿Qué lecciones nos dejó?
El sismo del 2017 dejó al descubierto la falta de programas, sistemas y competencia en gestión de desastres, tanto de los entes gubernamentales como de los privados, en diferentes sectores e industrias. No obstante, como en toda crisis, se pudo rescatar cosas positivas, como las múltiples enseñanzas adquiridas.
Entre estas lecciones que nos deja el sismo del 2017 están:
- La relevancia de la educación y fomento de cultura de prevención de riesgos y desastres naturales.
- La necesidad de exigir a los entes gubernamentales acciones y planes que minimicen los riesgos ante futuros eventos de este tipo.
- La importancia de contar con un seguimiento y control transparente de las normativas y leyes ya dispuestas, en materia de estándares de calidad y seguridad en las construcciones e infraestructuras.
- La solidaridad de la población mexicana es de destacar, sin embargo, debe ser acompañada por el gobierno y todos los sectores para que sea suficiente.
- La inversión en tecnología para la prevención y gestión de desastres es una de las mejores inversiones ante este tipo de eventos. Con ellas se pueden salvar vidas y proteger la infraestructura, activos e instalaciones.
¿Cómo podemos evitar repetir la historia?
Para evitar que se repita la historia del sismo del 2017 es necesario tener presente todas las lecciones anteriores más muchas otras en materia social, educativa, política y económica.
Por supuesto, de todo esto, lo más importante es la prevención, para lo cual, está claro que la tecnología juega un papel muy importante.
Por fortuna, existen empresas como SensorGO, en las que nos dedicamos a diseñar sistemas de sensores de sismos que ayudan a minimizar riesgos y a ir en la misma vía de la legislativa y normatividad en materia de SST (Seguridad y Salud en el Trabajo) y riesgos laborales.
Conclusiones
El sismo 19 de septiembre de 2017 tuvo un impacto en el ámbito social, económico y educativo en todo México. En la misma medida, nos dejó en evidencia grandes carencias en cuanto a la prevención y gestión de desastres, tanto en los entes gubernamentales, como en los diferentes sectores, entre los que destaca el de la educación y las industrias.
No obstante, hay algo positivo tras esta coyuntura, y se trata de las lecciones aprendidas. Como parte de estas, se fortalecieron leyes y normas en materia de prevención, hubo mayor conciencia gubernamental y civil sobre la importancia de la preparación ante desastres naturales, y se destacó la importancia de invertir en tecnología para prevenir y atender este tipo de eventos.
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